23 de junio de 2011

Cada 17 años...

Risas, caricias, abrazos, amor, pero después... nada. Oscuridad. Un simple beso, un segundo después una llamarada de fuego inunda la habitación. Otra vez a esperar. Esperar a que vuelvas a aparecer, dentro de 17 años.
Por mucho que luche, por mucho que huya, siempre encontrarnos, esa es nuestra condena, cada vez que mi labio se encuentre con el tuyo, cada vez que averigües la verdad, ese será el fin de una vida, para dar paso a otra...
Hoy, me volviste a encontrar, en este reformatorio de mala muerte, y como siempre nada más ver tu bello rostro, algo se despertó en mi interior a la vez que en el tuyo. Solo tengo una opción la misma que tengo cada 17 años, esquivarte, aunque nunca de resultado...

Daniel G.

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